David Menayo
►La número uno del mundo remontó un set adverso ante María Sharapova
Serena Williams se proclamó campeona del torneo de Miami después de derrotar en la final a María Sharapova en tres mangas. Se trata de la sexta victoria de la estadounidense en Cayo Vizcaíno, superando así los cinco cetros de Steffi Graf. La número uno del mundo se reivindicó como tal ante su público.
Serena Williams se coronó en Miami por primera vez en Miami en 2002, cuando venció en la final a su compatriota Jennifer Capriati. La menos de las hermanísimas repetiría triunfo en 2003 (ante Jennifer Capriati), 2004 (ante Elena Dementieva), 2007 (ante Justine Henin), 2008 (ante Jelena Jankovic) y 2013, siendo su última víctima una María Sharapova que, en el lado apuesto de la moneda, ha cedido las cinco finales que ha disputado en estas pistas. La última, por un marcador de 4-6, 6-3 y 6-0 tras dos horas y ocho minutos de acción y 14.100 espectadores como testigos. Un espectáculo con mayúsculas entre dos jugadoras que ofrecieron la mejor de sus versiones.
A pesar de que Serena había ganado los diez duelos anteriores -y trece mangas seguidas-, fue Sharapova la que llevó el peso del partido en el arranque del mismo. Buena cuenta fueron los más de 14 minutos que duró el tercer juego con la americana al servicio. María gozó de hasta tres bolas de break que, sin embargo, no llevó a efecto. El juego fue celebrado tanto por Serena sobre el tapete como por su padre Richard en la grada, donde el público dejó claro desde el primer momento quien era su favorita. Los intercambios de sartenazos se trasladaban por igual del fondo de pista a las mallas y de un lado a otro del tapete para bien del espectáculo. Masha siguió intentándolo con cabeza, calidad y una derecha endiablada, y consiguió la ansiada ruptura en el quinto juego. Ni el contrabreak logrado por su rival consiguió dar un paso atrás en su empeño. La rusa hizo mucho daño con su derecha, golpes ajustados a las líneas y variando alturas que volvieron loca a Serena, que volvió a ceder el saque en el momento cumbre del set. Puño cerrado, Come On! al aire y primera pica en el casillero de Sharapova.
El partido, brillante como el asfixiante sol de Florida, fue digno de guardar en hemerotecas. En la reanudación fue Serena quien se puso por delante en el luminoso, más por errores de Sharapova que por méritos propios. Cuando la siberiana pasó el valle de juego, volvió el show. No sólo recuperó la desventaja adquirida, sino que dejó para la galería un repertorio de golpes de muchos quilates. Hasta se llevó más de una ovación del respetable. Sin embargo, el peso de la presión fue una losa que no supo soltar cuando la soga más apretaba y acabó cediendo su servicio en el siempre clave octavo juego, una condena que acabaría forzando el tercer y definitivo set.
De viento huracanado a ciclón imparable
Serena puso una marcha de más. Sabía que el encuentro se había colocado en su punto de mira y no quería dejarlo escapar. La pupila de Patrick Mouratoglou dio un paso al frente, corrió como una gacela en defensa de los derechazos de Sharapova y acabó por quebrar a la rusa en el juego inicial. La número uno, con ventaja en el luminoso, es otra jugadora. Se convirtió en un ciclón que firmó diez juegos consecutivos, una ventaja que más allá de lo que indicaba el resultado fue definitiva en el plano anímico. Sharapova vio pasar ante sí las cuatro finales perdidas en estos lares (2005 ante Kim Clijsters, 2006 ante Svetlana Kuznetsova, 2011 ante Victoria Azarenka y 2012 ante Agnieszka Radwanska) y no pudo evitar la quinta, tercera consecutiva. Encima con un rosco en contra. Un triste final para una jugadora que lo dio todo, incluso tuvo el partido de cara, pero acabó sucumbiendo ante la actual mejor tenista del planeta.
Serena Williams acumula en su haber 48 títulos individuales y más de 43 millones de dólares en premios. Es la número uno del mundo con mayor edad de la historia, pero su trono parece no tambalearse por nada ni por nadie.
(Source: Marca.com | Photo Credit: Ron Elkman /Sports Imagery/ Getty Images)
