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La amistad se alimenta de gratitud

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*Por: Dr. Jaime Antonio Marizán
(crdnordeste@yahoo.es)

Jaime Marizán
Conocí un pueblo que hizo todo esto: se acercó a otro más necesitado, cuando tuvo hambre lo sació, cuando estuvo enfermo lo curó, cuando fue víctima de catástrofes naturales le socorrió, y cuando estuvo más necesitado de apoyo, fue totalmente solidario con sus grandes necesidades. Por último, y no obstante ser criticado por muchos, dio albergue a miles de los ciudadanos de ese país, para que pudieran trabajar y enviar dinero y alimento a sus familias.

De un pueblo que haga esto por sus hermanos extranjeros sólo puede decirse que tiene un gran corazón, que sus ciudadanos son nobles y que su gente es buena, solidaria, altruista y practicante de los valores cristianos.

También conocí a un hombre que existió hace dos mil años e hizo todo esto: curó a la gente, les enseñó la virtud del amor, predicó el bien, les elevó por encima de sus pequeños egos, y al final murió por todos. A este hombre maravilloso, sin importar todo el bien que hizo, le crucificaron junto a ladrones, le maltrataron y difamaron con las más grandes calumnias, merecedoras en aquella época de la muerte.

La Gratitud es el Valor que inspira a guardar un sentimiento constante de agradecimiento hacia alguien que nos ha beneficiado, permaneciendo siempre en una actitud de buena voluntad hacia el bienhechor.

La gratitud por excelencia la merece Dios, porque El lo ha dado todo, la vida, el alimento, las sensaciones, el amor y la gran oportunidad de vivir eternamente fusionados con El.

La gratitud para que sea perfecta no debería ser un compromiso, sino un sentimiento excelso guiado por un corazón noble.

El olvido, la indiferencia, la desidia, y la autosuficiencia, son los enemigos principales de la gratitud. El primer paso que da una persona para traicionar es precisamente ser ingrata.

Cuando le mostramos a alguien nuestra gratitud le hacemos feliz, porque siente la satisfacción del deber cumplido y eso le llena de felicidad. La gratitud es el signo de una Gran Alma. La gratitud nunca deberá ser exigida por quien hace un bien, jamás hacer un favor esperando recompensas, alabanzas o gratitudes.

Hay personas y pueblos con dificultad para sentir gratitud porque en su inconsciente colectivo solo reina una sensación de dolor, sufrimiento y el sentimiento de que han venido a este mundo a sufrir, y se sienten personas marginadas, inmerecedoras de bienestar.

Estos complejos de inferioridad les impiden amar y sentir gratitud, su enfermedad no es física, es de sus propias consciencias que les impiden sentir agradecimiento por sus bienhechores o apreciar el sacrificio y la entrega con que otros les apoyan.

Esto es más grave que una enfermedad física, y es un proceso que sólo puede sanar cuando surgen líderes que marcan una nueva pauta a seguir. Un ejemplo de ello es Gandhi, quien siempre se esforzó por cambiar el odio de los indios por los ingleses, en una comprensión de que ellos estaban colonizándolos porque los indios no se consideraban a sí mismos personas libres.

Ojalá que ese pueblo, a quien tanto le hemos dado, pueda sanar, porque sus heridas físicas sólo son el reflejo de la enfermedad emocional que corroe sus corazones.

*El autor es Director Ejecutivo Consejo Regional de Desarrollo (CRD), Abogado, Economista y Experto en Planificación y Desarrollo.

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